La Ciudad de México tiene un clima particular que combina mañanas frías, tardes cálidas, noches frescas y una temporada de lluvias muy marcada. Estos cambios constantes pueden afectar directamente la salud respiratoria, especialmente durante los meses en los que la influenza tiende a circular con más fuerza. La combinación de altitud, contaminación y variaciones de temperatura crea un entorno donde los virus respiratorios se transmiten con mayor facilidad.









